Medellín ha hecho de la resiliencia un emblema. Pero la resiliencia no es aguante resignado ni memoria corta. Entre 2020 y 2023, la ciudad fue sometida a una prueba de estrés institucional que reveló algo más profundo que los titulares de corrupción o los arrebatos en redes: mostró la fragilidad de un sistema local cuando el poder se concibe como patrimonio de facción y no como servicio público. Este libro —MEDELLÍN YA NO LES PERTENECE, BITÁCORA DE UN ASALTO— no busca revancha; busca memoria, método y límites.
La paradoja de la “innovación” sin instituciones
Durante décadas, Medellín fue referente por su mezcla de innovación social, gestión eficiente y cooperación público–privada. Esa reputación no se construyó con slogans, sino con instituciones que aprendieron a coordinarse y a rendir cuentas. La administración de Daniel Quintero Calle prometió renovar esa tradición; terminó erosionándola. La paradoja es brutal: en nombre del cambio se sustituyeron procedimientos por impulsos, controles por lealtades y política pública por propaganda. Cuando las instituciones son tratadas como una molestia y no como un resguardo, la innovación se vuelve decorado.
Anatomía de un asalto
Este libro detalla, con fuentes y expedientes, la coreografía del deterioro: cooptación de entidades, presiones sobre equipos técnicos, contratos como instrumentos de fidelidad, comunicación oficial convertida en campaña permanente y un uso arbitrario de mayorías para reescribir reglas a conveniencia. No es un caso aislado ni un “exceso” retórico; es un método. El asalto no ocurre de una vez: ocurre por goteo, expediente a expediente, resolución tras resolución, hasta que lo excepcional se vuelve normal, la corrupción no es solo robar; es, sobre todo, desinstitucionalizar.
La fábrica del relato y el silenciamiento del disenso
La polarización no fue un efecto colateral: fue el combustible. Se caricaturizó al contradictor, se colonizaron canales institucionales para imponer un relato personalista y se sofisticó la maquinaria digital para saturar la conversación pública con consignas y desinformación. En vez de deliberación, linchamiento; en vez de rendición de cuentas, cortinas de humo. Medellín, que había aprendido a construir acuerdos sobre evidencia, quedó atrapada en la lógica de “amigos o enemigos”.
Los costos que no caben en un trino
El saldo no se mide solo en titulares de escándalo. Hay costos silenciosos: proyectos aplazados, talento público expulsado, reservas financieras comprometidas, reputación internacional puesta en duda, y—lo más grave—la desmotivación ciudadana ante la política. Cuando la gente concluye que “todos son iguales”, los oportunistas ganan por W. Recuperar la confianza cuesta más que cualquier obra.
Nuestra responsabilidad (incómoda pero necesaria)
Elegir a Quintero no fue un accidente meteorológico. Fue el resultado de errores compartidos: partidos que renunciaron a formar cuadros, empresarios que confundieron neutralidad con indiferencia, medios que normalizaron la estridencia, academia que no siempre salió de su zona de confort, y ciudadanía que tercerizó su deber de control. Este libro nos ofrece un espejo: no para la autoflagelación, sino para corregir los incentivos que permitieron el atajo.
Lo que tendría que cambiar para que no vuelva a ocurrir
No basta con indignarnos; hay que encadenar reformas a aprendizajes. Propongo, como lector/a y ciudadano/a, cinco mínimos democráticos para Medellín:
- Blindaje meritocrático en direcciones clave de las empresas y entidades del conglomerado público local, con concursos verificables y periodos no coincidentes con los ciclos políticos.
- Publicidad radical de la contratación: tablero único, datos abiertos en tiempo real, trazabilidad de adiciones y subcontratos, auditorías aleatorias externas y sanciones efectivas por fraccionamiento.
- Piso duro de comunicación institucional: reglas que prohíban usar recursos públicos para propaganda personal, con veeduría independiente y sanciones ágiles.
- Gobernanza con contrapesos sociales: consejos ciudadanos con voto incidente en decisiones de alto impacto (endeudamiento, enajenaciones, megaproyectos), integrados con criterios de pluralidad y rotación.
- Alfabetización cívico-digital: programas en colegios, universidades y barrios para detectar desinformación y fortalecer pensamiento crítico. Las democracias del siglo XXI se defienden también en los timelines.
Medellín no es botín
El mensaje central del libro es incómodo y urgente: la ciudad no pertenece a sus gobernantes, ni a sus partidos, ni a sus influenciadores; pertenece a sus ciudadanos. Por eso duele más el asalto cuando proviene de quienes juran cuidarla. Pero también por eso hay salida: si la ciudadanía se asume dueña, exige cuentas y ejerce vigilancia, la puerta se cierra a quienes confunden mandato con propiedad.

De la catarsis a la agenda
La utilidad pública de esta obra no será la polémica que despierte, sino las decisiones que provoque. Que sirva para orientar veedurías, para respaldar a servidores decentes, para exigir reformas al Concejo, para incomodar a los cómodos. No repitamos el ciclo de indignación efímera. Convirtamos la evidencia en agenda y la agenda en norma.
Medellín aprendió que prosperar no es un destino, sino un trabajo cotidiano de instituciones, vigilancia y cultura cívica. MEDELLÍN YA NO LES PERTENECE, BITÁCORA DE UN ASALTO es una herramienta para recordar esa lección. Que nadie vuelva a decir “no sabíamos”. Sabíamos. Ahora toca actuar.
Los beneficios económicos de este libro se donarán a la nutrición y cuidado de la niñez de Medellín.
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